Tengo que confesar que comprar a domicilio nunca ha sido parte de mi vida diaria. He realizado compras bajo esta modalidad para obtener productos que no se encuentran fácilmente en tiendas cercanas y para comprar artículos fuera de temporada. Como principales beneficios, sentí que ahorré tiempo y que pude realizar otras actividades; y fue muy cómodo, que llegue a casa, algo que deseaba. La mayoría de veces, si no fue siempre, mi experiencia fue positiva. También recuerdo que cuando estudiaba en el exterior, varias veces pedí comida a domicilio e hice compras de supermercado en línea. Mi principal razón: necesitaba tiempo para estudiar y pasar en familia.
Al respecto de este último punto, actualmente en varios países hay una variedad de apps, de servicios de los propios supermercados y de plataformas en línea que compiten entre ellas y que te venden calidad, eficiencia y rapidez, pero sobretodo tiempo. Y aunque muchos pudieran beneficiarse de esta modalidad, como por ejemplo, las personas con capacidades especiales, de acuerdo a cifras del 2017 del Food Marketing Institute, en Estados Unidos – país pionero en comercio electrónico – los millenials son quienes están liderando la tendencia a realizar compras de supermercado en línea y no las personas de la tercera edad. Las razones para que esto suceda pueden ser muchas. Una de ellas, podría ser que la generación de los millenials usa más la tecnología y al mismo tiempo no ve la necesidad de socializar en supermercados o de tener la experiencia personal de comprar y elegir verduras, frutas u otros alimentos.
Algunas de estas empresas de comercio electrónico forman parte de lo que se denomina en inglés crowdsourced delivery startups, las cuales son cada vez más comunes, especialmente para compras de supermercado y comida. Estas startups realizan las entregas de los productos en rango de horas y a veces hasta en minutos. Fomentan el trabajo de gente local que trabaja a demanda o en determinadas horas y que muchas veces utiliza su propio vehículo. Estos negocios se caracterizan porque no utilizan servicios de empresas especializadas en entrega. Por el contrario, el objetivo es disrumpir el mercado de logística, especialmente el de “la última milla”, es decir las entregas a domicilio. En algunos países de Latinoamérica, donde un segmento significativo de la población tiene trabajo informal, estas startups podrían potencialmente ofrecer empleos y un camino hacia la formalidad a millones de personas de la región.
De acuerdo al reporte de Business Insider Intelligence de 2017 titulado: “The Crowdsourced Delivery Report”, al utilizar servicios de entrega alternativos y plataformas tecnológicas sofisticadas, este tipo de startups ayudan a que los negocios puedan ofrecer entregas a domicilio en el mismo día (same-day delivery) en áreas urbanas. Como desafío, se menciona que mientras el volumen de entregas aumente, estos emprendimientos van a tener que buscar soluciones a las ineficiencias de sus modelos de negocios, lo que va a incluir cambios en sus maneras de operar y un incremento en el uso de datos y análisis.
En América Latina, de acuerdo a un artículo publicado en digitalcommerce360, la compra de abarrotes en línea genera alrededor de US$345 millones anuales en ventas y representa solo el 0,2% del mercado de bienes de consumo de alta rotación o productos que tienen una vida útil corta (FMCG por sus siglas en inglés, Fast Moving Consumer Goods). Un ejemplo de este tipo de negocios es Mercadoni, plataforma online de compra de mercado fundada en Colombia y que también opera en Argentina y México. Otra empresa colombiana, que ha tenido un crecimiento exponencial desde que inició es Rappi.
En Ecuador, recientemente surgió un nuevo emprendimiento llamado Tipti (Tiempo para Ti). Esta es una tienda de comercio electrónico, que a través de un app, permite realizar compras de supermercado y presta servicios en Quito, Guayaquil y Cuenca. Utilicé Tipti por primera vez hace pocos días y tuve muy buena experiencia. La herramienta es fácil de usar, ofrece variedad de productos y se recibe notificaciones vía e-mail del estatus de la compra. Además, un profesional te contacta, te indica si algo de tu lista no hay, te brinda otras opciones de artículos y te aclara dudas. Definitivamente, la calidad del servicio es un diferenciador clave para el éxito de estas startups.
Rafael Luque, presidente y socio fundador de esta startup, indicó que Tipti es una mezcla de buenas prácticas de empresas similares de otros países, “pero adaptada a la realidad nacional dando un twist interesante”. Mencionó, que el principal problema que solucionan es la falta de tiempo y que para romper con la desconfianza de quien escoge los alimentos; los supervisores y shoppers -que empezaron Tipti- son profesionales especializados en gastronomía. Dos de los requisitos para ser shopper incluyen tener teléfono inteligente y transporte propio que puede ser bicicleta, moto, carro, entre otros. Sobre el modelo de negocios, manifestó que realizan convenios con tiendas y que estas son las que brindan descuentos adicionales. Finalmente dijo que “la idea es llegar con el mismo precio que la percha pero con la comodidad que te entreguen en tu casa u oficina o en algún lugar”.
Ir al supermercado nunca ha sido de mis actividades favoritas ni tampoco comprar a domicilio. Pero vi a Tipti como una buena opción para ciertos casos. Esto no quiere decir que dejaré de comprar en mi tienda de barrio preferida, en donde encuentro muy buenas frutas y verduras; ni tampoco que nunca más iré al supermercado; o que mis idas a ferias terminaron. Lo importante es saber escoger oportunamente los servicios y herramientas tecnológicas que te facilitan la vida. También es enriquecedor colaborar con la economía local, disfrutar de tiendas y ferias y aprovechar los encuentros con los vecinos y amigos.
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