Hace un par de meses vengo usando el servicio de alquiler de taxis ejecutivos Cabify para movilizarme en la ciudad cuando tengo pico y placa o simplemente decido dejar el carro en casa. Y es que los beneficios que ofrece el servicio sobre los taxis convencionales son muchos. Desde el servicio al cliente, hasta la seguridad y comodidad, Cabify brinda una mejor experiencia que los taxis amarillos. Y la conveniencia no es solo para los usuarios, para los conductores ofrece una fuente de ingresos que muchos están necesitando estos días.
Qué es y cómo funciona
Cabify es una aplicación que se instala y corre en los teléfonos inteligentes Android y iPhone. La aplicación permite pedir o reservar un taxi ejecutivo mediante una interfaz gráfica amigable y fácil de usar. A diferencia de aplicaciones como Easy Taxi, el pago se realiza por tarjeta de crédito exclusivamente. No hay transacción en efectivo. Al finalizar el recorrido la aplicación le pide al usuario que califique al conductor (sobre 5 estrellas). Cuando Cabify asigna un conductor aparece su nombre, foto, número de placa y tiempo estimado de llegada. También le muestra al usuario la ubicación del taxi en tiempo real.
A diferencia del servicio de taxi, el usuario solo paga por la distancia y no incluye el factor del tiempo que demora la carrera. Es decir, además son más baratos que un taxi normal, excepto en recorridos cortos donde el mínimo es más alto ($2 en vez de $1.50). La diferencia de precios es especialmente notoria cuando uno se desplaza al aeropuerto o a los Valles desde Quito o viceversa. Las tarifas de los taxis se disparan y no opera taxímetro. En ciudades cómo Guayaquil donde el taxista convencional no opera con taxímetro, el beneficio es aún mayor ya que no se require negociar las tarifas con el chofer.
Cabify compite con Uber – líder mundial – en Latinoamérica, España y Portugal. La empresa fue fundada en 2011 en Madrid y actualmente opera en España, México, Chile, Perú, Brasil, Panamá, Ecuador y Portugal. En Ecuador puntualmente ingresó luego del éxito de Easy Taxi con los taxis convencionales y por delante de Uber que ha tenido “gente en el suelo” desde hace varios meses pero que por alguna razón u otra no ha entrado todavía.
El lema de la empresa es: Tu auto privado con chofer, diferenciándose así del servicio de taxi convencional. La empresa selecciona estrictamente a sus conductores y opera mediante un app y un modelo de negocios similares a los propulsados por Uber originalmente. Y para los conductores en Quito y Guayaquil donde opera la empresa no les podría haber caído la oportunidad en mejor momento.
Momento económico
Cabify llega en un excelente momento para un sinnúmero de personas que se han visto afectadas por la recesión económica. Cualquier persona con disponibilidad de un automóvil que desee sacarle provecho puede acceder a una nueva fuente de ingresos que además otorga flexibilidad y seguridad. Luego de conversar por varias semanas con más de 12 conductores Cabify, está claro que el servicio ha llegado en un gran momento para un sin fin de personas como profesionales, ex-funcionarios públicos, empresarios, ex choferes de empresa y mujeres con carro.
Perfil de los conductores
Carlos (en este artículo he cambiado los nombres de los entrevistados) tenía una empresa metal mecánica que se vio obligada a cerrar cuando sus clientes dejaron de pagarles por falta de pago por parte del gobierno. Su socio decidió regresar a EEUU y ahora conduce Uber. Luego de vender los activos de la empresa y liquidar a 19 empleados, Carlos se quedó con un par de autos de la empresa como parte del acuerdo y ahora los tiene produciendo ingresos a través de Cabify. Uno lo conduce él y para el otro emplea un chofer.
Miriam, en cambio, era la supervisora de una agencia de Correos del Ecuador cuando fue despedida. Con Cabify logró volver a tener un ingreso. Se siente segura manejando porque sabe quien es el cliente. De hecho una de las cosas que me llamó la atención es la alta participación de las mujeres en Cabify comparado al número de mujeres taxistas. Marcela es cosmetóloga a domicilio y Cabify le ofrece la flexibilidad de trabajar las horas que desee. Mientras que Marisol decidió, junto a su marido, que empezaría a conducir para aumentar los ingresos familiares dada la incertidumbre laboral actual.
Es un poco temprano para emitir un criterio a ciencia cierta ya que solo operan actualmente al rededor de unos 200 choferes en Quito, pero resulta lógico que muchas mujeres decidan ingresar a manejar con Cabify: la aplicación ofrece un alto nivel de seguridad ya que las identidades de ambas partes se conocen entre sí y por el registro de la empresa.
En total fueron 3 mujeres choferes de un total de 13 carreras que realicé. El resto de conductores venían desde los que habían perdido su empleo en las empresas donde laboraban hasta el pequeño empresario que maneja desde que sale del trabajo hasta las 9 pm que regresa a casa.
Impacto económico
El impacto que las apps como Cabify o Uber tienen en los mercados donde operan se puede entender de mejor manera usando la teoría económica del peruano Hernando de Soto. Para de Soto una economía de mercado viable solo puede existir en países donde los participantes de la economía ingresan en una red de información que certifica la propiedad de la persona sobre sus bienes y captura otra información económica importante. Cuando esto no sucede el resultado es la informalidad que mantiene atrapados en la pobreza a miles de millones de personas alrededor del mundo.
Desde este punto de vista empresas cómo Cabify, Uber, Shippify, AirBnb, etc. permiten a las personas hacer uso de su capital (llámese auto, moto o departamento) que de otro modo estaría “muerto”. Y al capturar la información de los usuarios y certificar la identidad y la propiedad estas empresas generan confianza y dinamizan los mercados en los que operan. A la vez, claro, son una fuerza disruptora dentro de industrias tradicionales como el servicio de taxis, la logística, y la hotelería. Estos nuevos modelos de negocios se conocen en su conjunto como la economía colaborativa o Sharing Economy.
La crisis como oportunidad
La economía colaborativa nació de la masificación del Internet y de los modelos de negocios de empresas como Uber, AirBnB, y otras justamente surgieron y se masificaron gracias a la recesión económica de Estados Unidos de 2008 cuando mucha gente se vio sin trabajo o fuente de ingresos estables. Para Cabify, Shippify o cualquier otra empresa de economía colaborativa que se expande por Lationamérica la desaceleración generalizada de la región ha brindando un motor de crecimiento ya que justamente solucionan el problema que tanta gente en la región está sintiendo, falta de empleo y fuentes de ingresos.
En el caso de los conductores con los que conversé, Cabify no pudo haber llegado en un mejor momento. Sin embargo, si la empresa va a tener un impacto real en la economía de las personas deberá crecer de forma más acelerada. Su proceso de selección riguroso es un gran valor agregado para el usuario pero hace que su crecimiento sea paulatino.
Interesante el servicio, pero estamos alentando una forma de trabajo ilegal al usar vehículos de color. Además si el pago es por tarjeta cuando ganan por una carrera los que realmente hacen el trabajo y sobre todo llevan todo el riesgo ya que si son detenidos por los gentes de transito es una buena multa y algo más.
Gracias por tu comentario. De hecho, estamos alentando el trabajo formal ya que cada conductor de Cabify tiene que facturar, y por ende declarar sus ingresos y pagar impuesto a la renta. Los taxis amarillos son “legales” porque una agencia estatal ha creado barreras artificiales en el mercado. Pero las transacciones se llevan a cabo en efectivo y la evasión tributaria es altísima. En algún lado leí que la cantidad de impuestos generados por Cabify en los primeros meses de operación sobrepasaron con creces los impuestos recaudados a todo el taxismo “legal” en un año.
Saludos.