Todavía me acuerdo la sensación de frustración que sentí al inicio de mi carrera profesional, luego de volver de San Francisco a mediado de los noventas cuando, al ofrecer mis servicios de webmaster a un par de posibles empleadores recibí, en cambio, ofertas para que venga a ayudarles con su impresora o sus computadoras.

Me sentía así:

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Y es que en general el desconocimiento tecnológico entre la mayoría de los dueños de empresas es muy alto, lo que les lleva a minimizar la importancia de invertir en tecnología.

Aún las empresas más visionarias del país tienen dificultad en ejecutar sus estrategias tecnológicas porque no hay suficientes Chief Technology Officers (CTOs) en el país. Y lo pongo así en inglés a propósito para diferenciar de un gerente de sistemas.

En el mundo de las grandes corporaciones y las empresas tecnológicas, el CTO es un ejecutivo que ejecuta la estrategia del negocio a través de la tecnología. Por las responsabilidades de su cargo debe tener un conocimiento profesional de regulaciones, propiedad intelectual y la habilidad de trabajar con proveedores de servicios en temas legales, creativos y de marketing. (CTO – Wikipedia). El CTO debe tener un perfil que le permita tener una visión de 360 grados con respecto al negocio.

No es sorprendente que los más reconocidos e innovadores CTOs del país se encuentran entre las empresas digitales: Jacobo Moreno de LatamAutos y Luis Loaiza de Shippify y Criptext son dos ejemplos reconocidos tanto en el ámbito nacional como regional. Y es que las startups tecnológicas, por su naturaleza, deben poder ejecutar una estrategia de negocios utilizando la tecnología. Y es esto justamente lo que diferencia a un CTO, la habilidad de moverse libremente entre la estrategia del negocio y la ejecución tecnológica.

Pero resulta que existe un problema estructural y endémico que explica porque no oímos hablar de los CTOs de empresas tradicionales. La mayoría de las empresas en el Ecuador, de cualquier tamaño son familiares. Muchas de las grandes empresas, además, pertenecen a familias de recursos económicos. Y los hijos de familias de recursos por lo general no estudian sistemas y tecnología. Prefieren estudiar administración de empresas y otras carreras profesionales tradicionales como medicina, derecho, etc.

Los programadores y desarrolladores del Ecuador tienden a graduarse de universidades públicas técnicas cómo ESPOL, EPN, ESPOCH, y ESPE. En contraste, una de las universidades privadas élite del país como la USFQ gradúa menos de 10 ingenieros en sistemas al año.

La carrera de sistemas en el Ecuador es sólidamente de clase media. Para muchos chicos y chicas talentosos la carrera les es ofrece una forma de ingresar a la clase profesional por primera vez en la historia de la familia.

En otras palabras, las familias y sus empresas pocas veces cuentan con alguien con preparación en el desarrollo e implementación de software. Del otro lado de la moneda, los mejores desarrolladores de software de las empresas no son partícipes de la discusión y conducción de la estrategia de la empresa.

Nuestro sistema educativo tampoco ayuda. Las universidades obligan a los estudiantes a escoger una carrera desde el primer día. Como resultado tenemos profesionales con visiones muy estrechas y especializadas. Un estudiante de economía, administración, marketing o comunicación nunca tiene que tomar una clase de programación, y un programador nunca ve esas otras materias. Por lo tanto en general es difícil encontrar candidatos con ese perfil mixto de visión de negocios y habilidades tecnológicas sólidas.

Lo que podrían hacer las grandes empresas para ayudarse a sí mismas y a todos los demás sería empezar por reconocer la necesidad de contar con CTOs entre sus más altos ejecutivos. Al valorar el cargo y entender lo que se requiere promovería la competencia, y llevaría a las empresas a invertir en selección y formación del personal.

One thought

  1. Gracias por la mención Fernando ! La innovación tecnológica es un proceso que en definitiva necesita la atención adecuada. Un CTO orquesta y tiene a veces que aguantar la ignorancia atrevida de algunos. Y es que una cosa es ‘comerciar software’ (y hacer mucho dinero con ello), y otra es ‘crear software’ invirtiendo a largo plazo en un ‘asset’ que aplicado de cierta forma y llevado al mercado (ejecutado) se convierte en innovación.

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