Alguna vez vi circular en FB una crítica a las políticas latinoamericanas de educación superior que tratan de promover que los profesores universitarios tengan PhD. El argumento era que con ese requisito, Charles Darwin no podría ser profesor universitario hoy en día. Me pareció realmente una pobre excusa de argumento. Primero que todo, y muy a pesar de lo críticos de las reformas de educación superior, no vivimos en el Siglo XIX. La antropología física, y la genética han crecido tanto desde Darwin y Mendel, que se necesitarían varios PhDs para estar al tanto del estado del arte en ambas disciplinas.
Pero en fin. Aquí aparece un artículo en La Nación de Argentina que habla sobre la apuesta de Rafael Correa por la educación como política de Estado en Ecuador. A Correa y la “Revolución Ciudadana” se les puede criticar de muchas cosas, pero de no haber hecho nada por cambiar la educación en el Ecuador no es una de ellas. El verdadero impacto de la política nacional de becar a los mejores estudiantes para estudiar en el exterior y de la ley de educación superior que obliga a las universidades a contratar PhDs se van a ver a futuro. Son cambios que el país necesitaba para salir de esta “siesta educativa” en la que nos encontrábamos.