Hace unas semanas en un vuelo internacional, tuve el agrado de sentarme junto a una pareja inglesa que regresaban a su país luego de participar en una reunión organizada por los responsables del proyecto Yachay – Ciudad del Conocimiento. Dado mi interés por este proyecto le pregunté al experto internacional en transferencia de tecnologías que opinión tenía al respecto. Me respondió con una pregunta: ¿Habría algún incentivo que el gobierno pudiera dar a tu empresa que haría que muevas tus oficinas a Yachay?…
No.
Exactamente ese es el mayor problema del ambicioso proyecto, tal cómo ha sido planteado por el gobierno. El principal problema con Yachay es la ubicación. Ubicado en un hermoso valle agrícola a 30 minutos de Ibarra en la parroquia de Urcuquí, me tomó tres horas llegar desde Quito la última vez que visité el lugar. Osea que viajar a diario a Yachay no es una opción. Pero mudarme a mi y mis 30 empleados tampoco es una opción. Así que asumir que las empresas más innovadoras del país van a escoger Yachay cómo su centro de operaciones es un poco optimista, por decirlo de alguna manera.
Pero eso no quiere decir que no apoye la idea de crear una universidad tecnológica en Yachay. Cualquier impulso a la educación universitaria de primera me parece loable. Y desde el punto de vista de un estudiante, la oportunidad de dejar la casa para ir a vivir en un campus universitario rodeado de los mejores estudiantes del país me parecería un sueño.
Creo que con que Yachay se convierta en una ciudad universitaria donde conviven estudiantes, profesores, e investigadores, el proyecto ya habría logrado mucho. Y no me sorprendería que con el paso del tiempo hayan graduados que decidan quedarse a vivir allí y formar sus empresas innovadoras. Especialmente si los impulsores de Yachay en su afán de construir una ciudad y transformar la sociedad ecuatoriana no se olvidan de los elementos “suaves” – cómo dijo el experto inglés – que hacen que estos proyectos sean un éxito: redes de mentores, contactos con inversionistas, y conformación de redes de interés común.